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No llenes el plato y mejorarás la memoria.

El ayuno y las dietas hipocalóricas son los mejores remedios para ralentizar el envejecimiento. Yo misma lo comprobé cuando trabajaba con la mosca de la fruta durante mi doctorado en Canadá. Si las moscas estaban con dieta restringida vivían casi el doble. No solo en la mosca de la fruta. La restricción calórica aumenta la esperanza de vida en muchos organismos, desde levaduras, gusanos, roedores y el ser humano también.

Algunos efectos beneficiosos observables del ayuno o las dietas bajas en kilocalorías son:

Reducir la inflamación;

Optimizar los niveles de insulina con una mejor gestión de la glucosa;

Mejorar la presión arterial;

Mejorar la memoria.

¿Comer poco es bueno?

Desde hace 1 siglo se sabe que la restricción calórica aumenta la longevidad. Muchos estudios con animales de laboratorio así lo han puesto de manifiesto. Uno de los ejemplos de sociedades más longevas del mundo, los habitantes de la isla de Okinawa en Japón,  tienen hábitos alimenticios consistentes en el consumo de baja cantidad de proteínas y carbohidratos, en definitiva, comen poco, lo que explica en parte su alta longevidad.

¿Qué es comer poco? Los estudios clínicos efectuados demuestran que el ayuno en días alternos durante 3 semanas es eficaz para aumentar la longevidad. Efectos similares se observan en dietas de 500 kcal 2 días a la semana (el equivalente a 1 ensalada de lechuga y tomate con atún acompañado de una rebanada de pan integral de masa madre). Sin embargo, ayunar por nuestra cuenta sin control ni supervisión médica está totalmente desaconsejado. Más aún en personas con diabetes, síndrome metabólico, debilidad y en los mayores.

Las dietas adecuadas ralentizan el envejecimiento del cerebro

El cerebro no envejece a la misma velocidad que el resto del cuerpo ni lo hace de la misma manera en todas las personas. Todos hemos comprobado en nuestro entorno cómo hay personas mayores con el cuerpo más deteriorado y la mente ágil o viceversa, un cuerpo atlético con una capacidad mental afectada.

El cerebro en la tercera edad puede disminuir su peso (unos 100 gramos), reducir las conexiones entre las neuronas, acumular “desechos” derivados de la respiración y metabolismo y generar menos neuronas nuevas. También se puede ver afectada la inmensa red de vasos sanguíneos de unos 100.000 km del cerebro. ¡La longitud suficiente para dar la vuelta al mundo más de una vez!

Los procesos cognitivos también se pueden ver afectados. Lo más común es que falle más la memoria a largo plazo, en particular la memoria episódica que se basa en el recuerdo de vivencias recientes (no recuerdo cuándo fue la última vez que tejí un jersey). Sin embargo, la memoria a corto plazo y la memoria semántica (sé cómo tejer un jersey) se conservan bien.

La buena noticia es que se ha demostrado que la dieta adecuada ayuda a mejorar la degeneración del cerebro al envejecer. Los numerosos estudios científicos efectuados apuntan a que la restricción calórica ralentiza el declive de la memoria.

¿Cuál es la mejor dieta para mantener el cerebro joven? Como comento en este artículo de mi blog, una de las dietas más beneficiosas para la memoria y la mente es la mediterránea. Consiste en el consumo preferencial de verduras, legumbres, consumo moderado de fruta, pescado, derivados lácteos (quesos, yogures) y carne magra, y bajo consumo de carnes rojas y grasas saturadas (embutidos, mantecas, repostería).

Otra dieta excelente consiste en llenar poco el plato.

¿La restricción calórica mejora la memoria?

Los datos científicos apuntan a que las dietas hipocalóricas reduzcan el deterioro cognitivo asociado a envejecer. Sin embargo, aún quedan aspectos por aclarar. La mayoría de los estudios se han efectuado en animales de experimentación, lo cual no es directamente trasladable a las personas. Por otra parte, los estudios efectuados en los seres humanos han seguido planes de dietas distintos (algunos incorporaban vitaminas, otros antioxidantes naturales, etc) lo que hace difícil llegar a conclusiones.

Uno de los estudios más fehacientes fue efectuado por investigadores de la Universidad de Münster (Alemania) con 55 personas mayores de 65 años. Las personas se dividieron en 3 grupos, de los cuales uno de ellos se mantuvo durante 3 meses con una restricción calórica del 30% (es decir, casi 1/3 menos de kilocalorías que la dieta habitual). Los resultados demostraron que estas personas efectuaban mejor los tests de memoria frente a aquellos que habían seguido dietas normales.

Por consiguiente, llenar poco el plato puede ser sinónimo de salud mental y cerebro joven. Evidentemente, siempre y cuando la calidad del plato también acompañe a la cantidad óptima. Por otra parte, comer poco de manera indefinida no es sinónimo de salud, por lo que en el medio plazo no es sostenible como pauta de vida saludable.

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¡Hecho!

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