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Las buenas amistades contribuyen a reducir el riesgo de demencia senil.

Las amistades son un regalo en nuestra vida. No tiene precio el contar con alguien que te escuche cuando estás con la bajona, que te acompañe al médico o simplemente te preste algunos euros cuando estás necesitado.

Además, los buenos amigos pueden contribuir a reducir el riesgo de demencia senil de mayores.

Visitar a los amigos frecuentemente

Un estudio en centros de Reino Unido con 10.000 participantes durante 30 años ha demostrado que los sexagenarios que están frecuentemente con los amigos reducen en 12% el riesgo de tener demencia senil después. Los que visitaban a sus amigos 1 vez cada varios meses o solo visitaban a parientes no experimentaban ese efecto. Solo funcionaba cuando era con los amigos.

Se explica por el ejercicio de hablar, memorizar y emocionarse con las amistades, lo que aumenta la reserve cognitiva. Mantiene tu cerebro “conectado”.

El estilo de vida es clave

Aunque otros estudios previos habían obtenido resultados similares, en este caso se trata de una amplia cohorte de población.

Hay que tener en cuenta que el estudio no tuvo en cuenta algunos aspectos como por ejemplo las personas que sufrían depresión o tenían dificultades para oír bien. Se sabe que estos factores inducen al aislamiento por añadidura.

Un aspecto curioso es que el efecto beneficioso más significativo era a los 60 más que a los 50 o a los 70, aunque los científicos lo explican por los valores estadísticos, más que por una relación real con ser sexagenario.

El profesor Ballard, uno de los investigadores del estudio afirma que “al menos el 35% de los casos de demencia senil se explican por el estilo de vida y este factor puede ser reversible como medicina preventiva”.

Centros de encuentro

A veces las personas mayores se encuentran en circunstancias de soledad por la pérdida de su pareja sentimental. En estas circunstancias puede ser una auténtica válvula de oxígeno y preventiva de enfermedades mentales.

Yo suelo con frecuencia dar charlas en Centros de día de mayores. Allí hacen trabajos manuales, salidas al campo, encuentros para juegos de mesa o simplemente para charlar un rato.

Algunos cuidadores de estos centros me han comentado que las personas que acuden recuperan años de vida. Y también le dan más vida a los años.

 

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¡Hecho!

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